martes, 26 de julio de 2016

Reflexiones de una tarde de julio



Desde mayo no escribo nada, he vivido con las palabras atragantadas en un interior donde prefería pasar de todo lo que veía y leía... Y ahí siguen, muy adentro, interiorizadas, masticadas y quemando pero sin querer salir, elaborando, tejiendo, limpiando, reconstruyendo y resurgiendo de una situación que me llevó a tocar un fondo psíquico... Un fondo que sólo yo puedo entender y que no es fácil explicar con palabras. 

En éste pequeño caos de mi vida interior decidí tener tiempo... Un tiempo que normalmente no me doy, un tiempo que suelo dar al resto, un tiempo que se reparte en trabajo, consulta, terapias y mi bisutería, donde queda un pequeño espacio para la familia, redes sociales, amistades y poco más. Donde los fines de semana son suspiros donde quiero abarcarlo todo pero que más bien queda todo desatendido... Proyectos sin terminar y otros casi sin empezar. 
Un tiempo que sólo me permití hace casi 8 años, y donde hoy el Universo me está exigiendo a viva voz que me vuelva a dar permiso.

Permiso para ser yo, permiso para ser incorrecta, permiso para no agobiarme, permiso para entender que mi salud es lo primero, permiso para vivir mis pasiones, permiso para decir NO, permiso para que todo me resbale, permiso para que lo que parece incorrecto sea correcto, permiso para quejarme, permiso para revelarme y patalear, permiso para romperme y volverme a armar... Permiso para pensar en mí y sólo en mí, aunque sea en un corto espacio de tiempo.

Y como me di permiso, además de una baja por enfermedad que me apartó del trabajo durante 21 días, dejé la consulta, la bisutería, atendí mi trabajo después de mi alta durante 2 semanas y me fui de vacaciones. 
Unas vacaciones que más que por el disfrute en sí y el descanso laboral, fueron necesarias para resurgir, fortalecer, llenar mis huecos vacíos de energía vital, llenar mis pulmones de aire, respirar, entrar en contacto con el mar, el agua, el viento.... Y volver más fuerte, mejor y con la energía renovada, más fuerte y con ganas de empezar... porque aunque aún no he terminado mi ciclo... Estoy viviendo mi punto y a parte.

En los días de vacaciones, en una de las ocasiones en las que sentí dolor, me quedé muy quieta y en vez de tirar de medicación, me puse la mano donde me dolía... El dolor pasó. Desde entonces, cuando siento dolor, pongo mis manos allí donde duele, y siento alivio... Donde pongo mis manos, me doy Reiki.

Reiki fue mi tabla de salvación hace 8 años, pero cuando hay dolor intenso te olvidas de el. Olvidas lo que llevas años practicando y dando a otros. 
Pero Reiki se acordaba de mí.
Reiki no sólo es un método de sanación a través de la energía, es un modo de vida. Reiki es AMOR.

Cuando tenía hechos mis dos cursos de Reiki y llena de ilusión por hacer mi 3er nivel y maestría, mi maestra, aquella que me lo había enseñado todo con tanto amor y pasión, se retiró y no pudo darme los dos cursos que me faltaban. 
Recuerdo la sensación a pesar de los años... Me sentí abandonada. Ella era para mí mi guía, esa luz que me iba enseñando las bondades y maravillas del Reiki... Y me dejó. 
Eso sentí los primeros días hasta que entendí que Reiki era Amor, y que era ese amor lo que yo debía sentir por ella... Que a pesar de mi y mis sentimientos en ese momento, debía entender que ella no estaba bien y que si no estaba bien, no era responsable darme aquellos cursos. 
Nunca hablamos del tema, hasta que hace unos meses, tuvimos una preciosa conversación que me hizo reconciliar con la situación, porque a ella ya la había perdonado sin necesidad de que dijera nada. 

Hace unos meses, empecé un proyecto de formación con una alumna que hoy considero amiga y mi maestra, ya que empezó a darme un curso que me hacía muchísima ilusión tener y aprender.  Este curso quedó incompleto. Su estado de ánimo ahora no es el mejor, también debe tejerse y reconducir su alma... Dedicarse tiempo y resurgir de nuevo, seguro que mejor y más fuerte. 
En éste caso, considero que mi alma ha crecido y vivido con Reiki y el Amor que expresa... porque no me sentí abandonada. Sentí una inmensa compasión por su mal estar, un Amor infinito hacia su persona, deseos de recuperación y bien estar para ella, envíos de energía y luz para que salga más grande y mejor de lo que ya es y paciencia para esperar a que ella me diga "ya estoy lista" y retomar nuestros proyectos de formación juntas. 

Es es Reiki, Espiritualidad, Sanación, Meditación, Conexión con el Todo... Amar, Tener Paciencia, Compasión, Comprensión, Generosidad...

Lo que quieres para tí, ofrécelo a los demás, porque tú puedes estar en el mismo lugar. 



Mary Tonda
Código de registro: 1607268452559

No hay comentarios:

Publicar un comentario