Tendemos a discutir por todo y querer posicionar nuestra razón por encima de todas las cosas, sin darnos cuenta muchas veces, que con eso estamos faltando al respeto y a la libertad de nuestro "oponente" para exponer sus razones y formas de pensar.
Estamos tan ansiosos que hablamos por encima cortando continuamente a la persona que intenta exponernos sus puntos de vista.
En la vida, las relaciones, la familia, el trabajo... cada uno vive su cotidianidad como desea, sabe o puede... ¿quiénes somos los demás para decir si lo hace mal o lo hace bien?
Deberíamos recordar mas a menudo esa frase que dice " Dios nos dio dos orejas para escuchar mas y una sola boca para hablar menos"
Escucha a tu gente, atiende sus necesidades de hablar y desahogar sus buenos o malos momentos, apoya mas, juzga menos, se mas compasivo y entiende que cada uno es libre de vivir como desee... No es una cuestión de opinión, es una cuestión de libertad...porque hasta para opinar, debemos ser libres.
Autora: Mary Tonda
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