viernes, 23 de agosto de 2013

El Ego


No hay nada mejor que amarse a un mismo y aceptarte tal como eres. Aceptarnos como somos.

Esto significa, amarnos y aceptarnos, con nuestras cosas buenas, nuestras cosas malas, con nuestras carencias físicas y psíquicas.
Significa amarte por encima de todo y de todos. Ser generoso y benevolente contigo mismo y perdonarte sobre todo los posibles errores. En el perdón a ti mismo está la liberación de las cargas emociones. Ya que la culpa, el rencor, la rabia, la autocrítica y la crítica a los demás, no nos aportan nada, ni a nosotros ni a nuestro entorno.

Pero hay que diferenciar el amor propio y auto aceptación absoluta, del ego.
El ego, según la psicología, es aquello que te hace creer que estás por encima de los demás. Es aquello que te hace pensar que tus opiniones son más válidas que la de los demás. Es aquello que te hace creer que lo sabes todo y que estás por encima de los demás.

La persona egocéntrica, cree que sus opiniones son la verdad absoluta sobre la tierra, que lo que hace, dice, piensa, opina y cree es lo perfecto.
El egocéntrico discute todo lo que se le plantea, hablando por encima de los demás, queriendo tener la razón en todo, pensando que su opinión es única y superior.

Intentar hacer razonar a un egocéntrico es una pérdida de tiempo, porque siempre creerá que cualquier cosa que los demás opinen es un error.
Discutir con un egocéntrico, es una lucha de titanes, porque no escuchan, no atienden y por supuesto, lo que tú digas carece de toda lógica y sentido.
Además el egocéntrico quiere ser siempre el centro de atención, la alegría de la fiesta, aquel que es llamado siempre para todo, aquel que tiene que estar siempre en el centro de todo lo que ocurra y rodeado de todo y de todos.
El egocéntrico necesita decir todas las buenas obras que hace,  y necesita que los demás lo elogien por cualquier cosa. Necesita la aprobación de los demás y si no la tiene, la otra persona no es adecuada para ella (lógicamente)

Lo curioso del egocéntrico, es que aún consiguiendo por un tiempo aquello que busca, acaba quedándose solo. Porque mientras los demás avanzan, él se queda estancado en su Yo, su razón y su necesidad de destacar.
Todos en nuestra vida, hemos tenido o tenemos una etapa de egocentrismo. Normalmente, en la  adolescencia y la juventud, es dónde mas patente se hace. Con esas edades no sólo crees que te comerás el mundo, sino que (con algunas excepciones) crees que tú eres el ombligo del mundo.

Pero hay gente que, aunque madura, su ego se queda estancado en aquel momento, no evolucionan y son incapaces de cambiar.

Evita en tu vida personas así, no discutas, ni quieras imponer tu razón, por mucho que sepas que la tienes, por mucho que te avalen circunstancias superiores, porque al final, sólo acabas cayendo al mismo nivel.
Evita intentar imponer tus criterios, si la otra persona no te escucha o discute todo lo que tu dices, opta por el silencio… es mas efectivo y gratificante. El silencio te devuelve momentos dulces. El silencio te enriquece y te hace ver las cosas con mayor y mejor perspectiva.

A veces, nuestro carácter impulsivo nos hace discutir por hacernos entender, nos molesta no poder hacer entender a otro cómo te sientes, cómo piensas, cómo opinas…, pero si para ello debes discutir, entonces tu interlocutor no es el adecuado!

Como dice una frase cuyo autor no recuerdo ahora: “Dios nos dio dos orejas para escuchar mas y una sola boca para hablar menos”

“Lo que tenga que ser será y todo se acomoda justo en su lugar”

Autora: Mary Tonda



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