Cuántas veces hemos
oído “yo lo que pienso lo digo a la cara”, cuántas veces hemos dicho, “si gusta
bien y si no también” y cuántas hemos dicho o escuchado “soy como soy, digo lo que
pienso y no voy a cambiar”.
Pero, ¿alguna vez nos
paramos a pensar cómo afectan nuestras palabras o ese alarde de “sinceridad”?
Alguna vez pensamos, ¿que quizás duele mas las formas que el contenido?
Durante mi vida, me
he encontrado con personas que alardean de su sinceridad, confundiéndolo con
autenticidad.
Qué entendemos por
sinceridad?
- Espetar todo lo que
pienso en la cara del otro, sin importarme lo que siente o piense.
- Decir todo lo que
siento o pienso sin pensar si me estoy metiendo allá donde no me llaman.
- Anclarme en mis
propios ideales incluso cuando el tema no va conmigo, opinando y diciendo lo
que pienso incluso si no me preguntan.
- Decir las cosas en
un tono de superioridad donde yo soy el universo y yo siempre tengo razón.
¿Eso es sinceridad?
Durante un tiempo yo
pensé que sí…que eso ser sincera y que por eso era estupenda. ¡ERROR!
Cuando alardeando de
nuestra sinceridad, vamos de frente a una persona y le soltamos todo aquello
que pasa por nuestra cabeza, no nos damos cuenta que a veces esa persona no
necesita escuchar cosas que en ese momento están haciendo daño.
Si lo que vas a
decir, no es mejor que el silencio o puede crear conflictos innecesarios… ¿no
crees que es mejor optar por el silencio?
Si decir las cosas a
la cara del otro, lo que genera es una lucha de egos, también es mejor el
silencio.
A veces, ser sinceros
crea daños irreparables y dolor innecesario, ¿vale la pena?
Y… ¿si esa sinceridad
no es mas que el reflejo de tus carencias?
Debemos diferenciar
entre sinceridad y autenticidad.
Puedes ser auténtico,
sincero, transparente, fiable, abierto… la esencia de cada uno, es ser uno
mismo. La sinceridad no es mas que una cualidad que complementa nuestro YO
superior y no por dejar pasar algo sin decirlo, no somos menos sinceros, sólo
que sabemos cuándo y cómo actuar, y si debemos hacerlo.
A veces en nuestro
afán de decir lo que pensamos “porque yo soy sincero y digo lo que hay” nos
olvidamos que nadie nos preguntó opinión, que nadie nos invitó a hablar de ello
y que a veces, la mejor cualidad es estar en silencio.
Así pues, antes de
hablar pregúntate: ¿vale la pena lo que voy a decir?, ¿sirve para algo?, ¿voy a
generar algún beneficio?, ¿ayudaré a aclarar algo?, ¿lo que digo puede generar
algún conflicto?... y si es así ¿vale la pena?
¿NO? Entonces, ¡mejor
calladita!
“Antes de juzgar a una persona camina tres lunas sobre
sus zapatos”.
“Tenemos dos orejas y una sola boca para que escuchemos el doble de lo
que hablamos”
Wuau la verdad q me encanto todo lo que hay dices, y lo mejor es q verdad
ResponderEliminarGracias por tu opinión! ♥
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