lunes, 29 de diciembre de 2014

¿NOS FIAMOS DEL REIKI?


¿Nos fiamos del reiki? 1
Hace años tuve una dolorosa experiencia con mi hijo que me llevó a frecuentar durante un tiempo la UCI del hospital Gregorio Marañón de Madrid. Me sorprendió ver en un tablón de la sala de espera el anuncio de una convocatoria para enseñar Reiki al personal de enfermería. Yo me había formado hacía años en esta técnica, pero jamás hubiera imaginado que se aceptaría en el entorno de la medicina occidental.  Aquello fue una sorpresa que no ha dejado de llamarme la atención: hoy son muchos los hospitales de todo el mundo, incluido Europa y Norteamérica, que facilitan a sus pacientes esta terapia reconocida por la OMS. Entonces, ¿podemos confiar en el Reiki? ¿Por qué?

La capacidad de transmitir consuelo y aliviar el dolor a través del contacto físico es algo incuestionable. La imposición de manos es una técnica de sanación utilizada desde la Antigüedad y es sabido que las madres lo hacen instintivamente con sus bebés. En realidad, es casi un acto reflejo poner la mano donde sentimos un dolor localizado, como si con el contacto pudiéramos aliviarlo. Y podemos.

Lo que diferencia al Reiki de este fenómeno tan espontáneo es la intención. Me explico: una enorme y poderosa carga de concentración e intención. Esta  técnica milenaria rescatada en Japón por el maestro Usui a principios del siglo XX, requiere de un protocolo de aplicación en el que cobran especial relevancia la capacidad de concentración, las manos y los puntos energéticos o chakras. Básicamente, consiste en posar las manos sobre zonas concretas del cuerpo para canalizar energía, la energía universal, que es lo que significa Reiki en japonés. ¿Cualquiera puede practicar el Reiki? Sí, y no. Como cualquier cosa que queramos hacer bien en la vida, se requiere un aprendizaje, dedicación y experiencia. Sin formación, práctica y un estado de consciencia elevado, mejor dedicarse a otra cosa.

Sin entrar en disquisiciones sobre la energía y los campos electromagnéticos, algo que siempre puede generar dudas y recelo, vayamos a las estadísticas: en EEUU tan proclives a mesurar todo lo que se hace, las cifras son apabullantes. El Beth Israel Deaconess Medical Center de Boston, que promueve programas de tratamiento con Reiki, hizo un estudio que revelaba que uno de cada tres norteamericanos se había tratado con esta técnica alguna vez y la American Hospital Association, publicó un estudio en 2007 en el que un 15% – unos 800 hospitales- de EEUU ofrecían Reiki como parte de sus servicios hospitalarios. Esta asociación premió al St. Mary’s Healthcare System for Children por su especial atención a niños enfermos paliativos, entre otras con el uso de terapias alternativas como el Reiki, por ser “fuente de confort y relajación y por potenciar las terapias tradicionales que reciben los niños”. La Federación Francesa de Reiki Tradicional presume en su web de contar con un certificado ISO 9001 desde enero del 2013 y el pasado mes de julio hizo un test en plena feria Japan Expo en el que la capacidad de relajación del Reiki funcionó en un 100% de las  personas que lo testaron. En España, el Hospital Ramón y Cajal fue uno de los primeros hospitales públicos en ofrecer Reiki en 2007 dentro de su programa de voluntariado a enfermos de cáncer y sus familiares, un hecho tan llamativo en su día que fue difundido por una cadena de televisión. Hoy día se practica habitualmente también en los hospitales de La Paz,  12 de Octubre, Gregorio Marañón y Puerta de Hierro de Madrid, además de otros en Granada y Jerez. La Fundación Sauce se dedica a la formación y tratamiento con Reiki y colabora con voluntarios en hospitales y cárceles españolas.

Eficaz, barato y sin efectos secundarios. Adjetivos que están favoreciendo el que poco a poco, Occidente asimile estos métodos orientales y los integre dentro de su saturado y costoso sistema de salud. Las técnicas del bienestar o ciencias del espíritu apenas acaban de despertar las mentes del establishment de nuestro entorno… pero sí, nos fiamos del Reiki. Aunque sus propiedades llevan siglos conviviendo en y con nosotros, en un futuro próximo darán mucho más de sí, tal y como se practican, reposadamente y en silencio.

Bárbara Jiménez-Alfaro - Fuente http://elhedonista.eleconomista.es/

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